jueves, 13 de octubre de 2016

Onanísimos sentidos

Me gusta imaginarte mientras te masturbas. Observar tu expresión sumida en el placer sin los condicionantes externos que fuerzan la pose. Me excita enormemente ver la pureza de tus gestos, la sinceridad de tu rostro, mientras miras o te imaginas algo que nubla tu juicio para libertar tu pasión.
Cuantas veces habré experimentado ya el indescriptible placer de observar a alguien masturbándose, otorgándome el protagonismo de su deseo, exhibiendo ante mi sin pudor su excitación.
Cuesta comprender que haya gente que ve la masturbación como algo sucio o malo, gente que no entiende que masturbarse es tan natural y necesario como comer, hacer pis, o dormir, pues son cosas que alivian una necesidad física y energética que necesita realizar todo ser vivo.

Mucha gente piensa que los animales no se masturban, confundidos por una percepción errónea y limitada de la sexualidad y sus formas de canalización. La masturbación es algo que va mucho más allá de frotar una parte de nuestro cuerpo velozmente en busca de una respuesta meramente física, la masturbación es nuestra capacidad de percibir una sensación y recrearnos en ella, pudiendo actuar cualquiera de nuestros sentidos como canalizador.

Tocarnos es una forma de conectar nuestra parte física con la energética, pero solemos limitarnos al tacto de nuestros genitales, dejando de lado sensaciones sutiles que podemos percibir utilizando el resto de nuestros sentidos. Podemos alcanzar increíbles orgasmos a través de la vista, del oído, del gusto, del olfato, del tacto, de forma independiente o recreándonos con todos a la vez.
¿Qué es un orgasmo? Podríamos definirlo como el punto máximo de placer obtenido a través de la recreación de nuestros sentidos, causando una aceleración del bombeo del torrente de sangre que circula por nuestro cuerpo. ¿Que sentiste cuando escuchaste aquella canción que erizó tu piel, cuando el aroma de la mañana te inundó en aquel campo bañado por el rocío, cuando probaste por primera vez el chocolate o los higos recién caídos del árbol, cuando tus corazón reconoció el arte en cualquiera de sus formas... probablemente cerraste los ojos para recrearte en las sensaciones, tu corriente sanguínea se aceleró, y alcanzaste un orgasmo sin saberlo, oculto tras tu condicionamiento inconsciente, te masturbaste de forma natural, limpia y honesta, sin juicios que reprimieran tu placer, sin etiquetas que generaran expectativas.

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