miércoles, 26 de octubre de 2016

Valentía desnuda

A vosotras, a vosotros, a quienes folláis sin temor, a quienes os exponéis osadamente mientras tant@s tapan sus vergüenzas con mantos teñidos de juicio y culpa.
Actrices, actores, productor@s, cámaras, director@s, guionistas, editor@s, acompañantes. A todas aquellas personas que trabajan libres en el oficio más expuesto y juzgado que ha existido en la historia. Un oficio que lleva facilitándonos desde el comienzo de los tiempos educación sexual (o información sexual, canalización sexual, descubrimiento…) ante una limitada y coaccionada sombra de temor en forma de censura causada por miedo a un libertinaje inventado (En ocasiones por mentes confusas ante el desconocimiento de la propia naturaleza humana).

A vosotros y vosotras mi gratitud y mi admiración por haber saltado por encima de los muros de una moral limitante, para compartir un regalo tan preciado como la canalización de esa energía sexual que se nos acumula ante el tapón de ética hipócrita (e inconsciente) de quien juzga mientras devora la esencia de sus propios pecados.
Que nadie se confunda. Todos los oficios tienen gente honesta y gente corrupta, gente que lo disfruta y gente que lo sufre, gente que se siente realizada y gente que se siente maltratada. Este es un oficio más, uno de tantos que nos acompañan a lo largo de la historia, y como todos ellos, va mutando junto con la sociedad que lo demanda y consume.
Me gustaría dedicar estas palabras con todo mi apoyo, cariño y fuerza a aquellas actrices y actores que se han topado de bruces con la realidad que les rodea de juicio y condena por haber exhibido su sexualidad libremente (en ocasiones para gusto y disfrute de quien más juzga).
No os dejéis confundir, no hacéis nada malo, al contrario, habéis sido capaces de pasar por encima de la inseguridad que os impedía hacer algo que, de alguna manera, lo comprendierais o no, necesitabais hacer. Algo que cambió vuestras vidas para siempre porque habéis tomado las riendas, habéis recuperado el control sobre vuestra sexualidad más allá de los límites que alguien marcó respecto a lo que podemos hacer o no con nuestro cuerpo, nuestro templo más íntimo y personal, del que nadie más que un@ mism@ se puede responsabilizar y decidir con quién, cómo y cuándo compartir.

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